Hace ya algunos años, la calefacción en las casas no era como la de hoy en día. 
Aún recuerdo el brasero de picón debajo de las faldillas y más tarde a estufa catalítica de butano.

 

Dejamos atrás estas tecnologías buenas en sus tiempos pero peligrosas a la vez...

   

En casa de mi abuela la única habitación en el que había calefacción era en el salón, con la puerta cerrada a cal y canto, cierra niño que se escapa el calor, típica frase.  Aún me acuerdo del pasillo entre el cuarto de baño y el salón que apenas se hacía en décimas de segundo.
¿Cuantas mantas éramos capaces de soportar sin aplastarnos?, el momento del desnudo antes de ponerse el pijama era frío, muy frío...rápidamente incluso con patucos..
Te movías rápidamente en el interior de la cama durante unos instantes antes de hacer hueco en el colchón de lana y taparte hasta los ojos...
Y vivíamos sin calefacción en toda la casa, es increíble, como avanza nuestra manera de vivir, hoy en día lo pienso y me parece increíble.

Llegó la época de la calefacción de leña, gasóleo, gas, radiadores de acumulación etc...

Hace ya unos años se han puesto de moda las estufas y calderas de pellet, como alternativa a los precios tan abusivos del gasóleo, gas o electricidad.
El pellet es la manera de quemar leña pero controladamente, podemos encender automáticamente o incluso programar el funcionamiento. Vemos que es una buena alternativa, ya que el combustible es renovable, es fácil de encontrar, es muy barato, y además estas estufas ofrecen todas las garantías con respecto a seguridad y fiabilidad se refiere. 

Como empieza el relato, de vuelta a lo tradicional, a quemar biomasa...